Cuando me invitaron a tatuarme,
pensé,
ya nunca lo podré borrar,
también pensé,
quien me incitó,
lo hizo para tapar una cicatriz.
Ahora tiene la cicatriz y el tatuaje,
y siempre me cuidé de eso.
Pero llegaste tu,
me tatuaste tu nombre en mi memoria,
me cortaste la vida en dos,
antes de ti,
después de ti.
Y esa cicatriz,
la exhibo con orgullo
y el amor se me tatuó en rostro.
Y el tiempo me llenó
de esas pequeñas cicatrices
(detalles)
que hacen de mi,
un ser,
hecho a uimagen y semejanza,
de tu amor.
Alejandro Serrano