¡Bang!, ¡bang!, yo caigo, tú caes, él cae.
La bala atraviesa la puerta de madera, no sé quien la disparó, me
destroza la rodilla.
Yo caigo.
Armando, vas a tu trabajo, un malandro le dispara a otro; ¡pero la
bala da en tu columna!
Tú caes.
Fernández le hace una “carrerita” a una pareja,
se opone al atraco, recibe un tiro en la cara.
Él cae.
¡Bang!, ¡bang!, nosotros caemos, vosotros caéis, ellos caen.
Mary, Esther, Benigno y yo estamos en la fiestecita. Los malandros
no tienen nada contra nosotros. Sólo buscan a su “culebra”.
Llegaron disparando.
Nosotros caemos.
“Cheché”, el “pulgón”, “malanga” e Ismaelito os habéis convertido
en azote de la barriada.
Violáis, hurtáis y hasta asesináis.
La justicia ya os tiene acorralados en vuestro escondrijo. Muchos disparos.
Vosotros caéis.
¡María!, ¡ven a ver en la T.V. están los hijos de la vecina! Ellos
y otros dos delincuentes que están bien armados tienen unos rehenes en
una clínica en el Este.
Están rodeados por varios comandos policiales. De repente un intenso
tiroteo. Cuatro plagiarios, dos policías y dos rehenes son baleados.
Ellos caen.
Yo caigo, tú caes, él cae. Nosotros caemos, vosotros caéis, ellos caen.
¡Bang!, ¡bang!,… ¡bang!
César Ávila E.
El hermano que la vida me dió y que a través de la literatura nos descubrimos hermanos, me ha enviado este poema y lo quiero compartir con los lectores de este blogs, Por demás les digo que Cesar tiene una pluma extremadamente fina y un verbo extremadamente crudo, por lo que puedo decir que sus poemas son extremadamente buenos. Disfrutenlos
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