HIJOS DE LA CALLE

Paseo por las calles
y siempre están allí,
sobreviviendo, luchando,
ocupando las calles, tus calles,
sus calles también,
salen bien temprano
buscando algún transeúnte
con cara de buena gente,
para martillarlo
y en medio de la mala fortuna,
con algo de buena fortuna,
logran reunir para el pan
y la pega del día.

Paseo por las calles
y siempre están allí,
aunque muchos volteen
para no verlos,
allí están, suben, bajan,
se rien, lloran, estorban, a otros,
también sueñan vidas bonitas,
sin hambre, sin pega,
con madres, padres y escuelas,
ven vitrinas, quieren patinetas,
bicicletas, pelotas, zapatos,
guantes de beisbol,
y hasta sueñan con ser
Vizquel, Sojo, Galarraga,
Karl Herrera, Juan Arango,
Chávez o Bolivar.

Paseo por las calles
y siempre están allí,
doliéndole a muchos,
avergonzando otros tantos,
volviendo a sus puentes
cuando cae la noche,
preguntándole a Dios,
(porque creen en Dios),
cual pecado están pagando
y se duermen sin respuesta,
tienen sueños bonitos
que los hacen sonreir,
tienen pesadillas
que los sobresaltan.

Paseo por las calles
y siempre están allí,
para alegría de algunos
que con monedas,
demuestran su generosidad
y quieren ganar el cielo,
los veo deambular
y hablo con ellos,
puedo asegurar
con toda certeza,
debajo de tanta hambre,
de tantas notas de pega,
de tantos rastros de mugre,
hay niños como mis hijos,
pero carentes de afecto.

Paseo por las calles
y siempre están allí.

Alejandro Serrano