...SIN QUERER IR (A LA MEMORIA DE DANILO ANDERSON)

Ayer te fui a despedir sin querer ir,
pero fui,
cargado de decepciones,
arrastrando los pasos
por el peso del hastío,
con tanta impunidad
contaminando el ambiente.

Ayer te fui a desperdir sin querer ir,
no llevé flores,
muchos llevaron,
yo llevé indignación,
todos llevamos,
miles de rostros vi,
no se cuantos,
vi en todos los rostros,
el dolor,
la frustración,
la impotencia,
la angustia,
los vi transitar las calles,
al verlos,
tambien vi en todos,
el rostro de la solidaridad.

Ayer te fui a despedir sin querer ir,
y viendo ese rostro común
transitar por las calles,
una fuerza me inundó
y comprendí,
incluso ante esa bomba,
quisiste conservar tu cuerpo,
para que explotara tu espiritu,
y se volvió millones de pedazo,
salpicando un pueblo sabio,
que cree (igual que tu),
en la justicia,
lo se,
a mi me salpicó.

Ayer te fui a despedir sin querer ir,
caminé entre gente humilde,
de corazón
y con sentimiento,
creyendo todos,
que ese tu sueño de justicia,
llegará,
llegará pura,
inmaculada,
equilibrada,
insobornable,
clara,
como agua demanantial.

Ayer te fui a despedir sin querer ir,
pensé en el dolor de tu madre,
caminé junto a ella,
vi su dolor,
la vi venir de todas partes,
era grande,
la vi venir de Petare,
de La Vega,
de La Candelaria,
de Altamira,
del Cafetal,
de Alto Prado,
hasta la vi venir de Maracay,
de Valencia,
y comprendí,
asesinaron vilmente,
al hijo de las madres de mi pueblo,
al hermano de todos,
el del ejemplo,
al amigo de todos,
el de la justicia.

Ayer te fui a despedir sin querer ir,
en tu última morada terrenal,
no dejé flores,
solo dejé mi hastío,
mi cansancio,
pero me traje la fuerza,
la fe,
para construir un mundo mejor.

Descanza en paz.

Domingo, 21/11/2004

Alejandro Serrano