Debes perdonarme,
por no pensarte
las veinticuatro horas del día.
De cuando en cuando,
me vence el sueño,
entonces te sueño.
Pero tampoco
te sueño todo el tiempo,
porque de pronto despierto
y vuelvo a pensarte.
Perdóname
por no pensarte siempre,
por no soñarte siempre.
Alejandro Serrano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario